Lophophora williamsii es el nombre científico de una especie de planta con propiedades psicotrópica nativa de esta zona mejor conocida como peyote.
Este cactaceo ha sido considerada sagrada por innumerables generaciones, siendo un motivo pictórico común de los milenarios petrograbados que dejaron los pobladores originarios de estas tierras. Pero debido a factores humanos como la urbanización de sus áreas nativa y su consumo desmedido, sumado a su lento crecimiento y tardía maduración sexual, esta planta se encuentra en peligro de extinction y ha sido prácticamente erradicada del estado de Nuevo León.
el consumo de sus botones es especialmente popular entre extranjeros, quienes peregrinan a los desiertos del noreste de México en busca de la medicina que cure el mal de la época. la población local poco sabe sobre este legado natural, aunque algunos conozcan la carga simbólica que esta aunada a ella pocos sabrían reconocer su forma o pictograma. la gran mayoría solo tendrá una vaga noción de sus usos y malos usos.
la variedad lophophora williamsii es ahora una especie protegida, la recolección o daño a esta planta está penada por la ley (salvo en el caso de ceremonias religiosas llevadas a cabo por grupos indígenas específicos, una excepción comúnmente abusada) pero no existe en efecto un plan para su conservación y las autoridades no sabrían reconocerlo de llegar a presenciar el delito, por lo cual continúa siendo rutinariamente usada y abusada para fines espirituales, comerciales, terapéuticos y recreativos. continúa el riesgo de que perdamos una variedad de planta excepcional y la carga histórica y cultural que esta conlleva.
El peyote nunca fue abundante, de hecho la búsqueda en el desierto por este escaso recurso ha sido parte del ritual ancestral que lo dota de su carácter sagrado. Se dice que solo lo encuentra quien es merecedor.
El proyecto apela a otra época, una distinta donde los modos de vida también fueron diferentes. es importante recordar cuánto han cambiado las cosas aunque hoy parezcan permanentes y recordar que igualmente pueden y deben seguir cambiando. recordemos lo que hemos perdido y reflexionemos sobre lo que queremos conservar. volver a la historia en memoria, no solo texto sino recuerdo vivo. preservar el valor simbólico de esta planta a través de la reproducción artesanal de su forma. permitirle a la gente acercarse a una parte importante de su historia y el mito de la región, ligandolo a una estética cotidiana y materiales familiares, los mismos que han impactado sobre su ecosistema, cambiándolo para siempre.
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